Peregrinus

  Camino del desapego

 

Desde que uno decide ponerse en marcha para Iniciar el Camino, ya está tomando distancia con el mundo material.  

Ya se eleva nuestro espíritu.  

Toma distancia con respecto a las cadenas que en nuestra vida mundana nos sujetan a un falsa realidad, en la que no somos nosotros los que decidimos como vivir y para que vivir.

Pero con ese primer paso en el Camino, nos distanciamos de lo degradado y profundizamos en la Verdad, el Camino hacia nuestro propio Ser

El Ser despierta en nosotros lo primigenio, lo ancestral, nuestro origen Divino. Tejiendo un hilo que nos conduce hacia lo más profundo de la tierra y del saber. Hacia el dominio de nuestros instintos más bajos, hacia la lucha contra el dragón.

Durante el Camino luchamos con nuestros egos, con los lastres que nos atan a nuestro mundo moderno.  

Rompemos las cadenas de la falsa libertad de este mundo que nos ha sumergido en la banalidad, lo mediocre, lo contaminado, lo apocalíptico.

El Camino es un lugar fuera del tiempo y del espacio, en el que podemos reencontrarnos con nuestro verdadero Yo, el Ser.

Un lugar en donde luchan y vencen los nobles espíritus. Los que buscan y ansían un nuevo despertar. 

Nos desprendemos y alejamos de los seres queridos, de los objetos inanimados que nos dominan y gobiernan. De los ruidos que contaminan nuestra mente. 

Pero queremos beber del hidromiel de los dioses, estamos sedientos. 

Y conducidos por esa sed, buscamos el Grial, del sentir más profundo en el interior de su alma, la cual va desarrollándose con cada paso en el camino.

La conciencia despierta. Te hace ver que vacío estabas con todo lo que en el mundo materialista te rodeaba. Te liberas de las armaduras, cual Perzebal, el orgullo, la indolencia, el miedo a lo desconocido, del egoísmo. Y continuas con el Camino. 

Sientes como caminas más ligero, poco a poco, conocedor de otra Realidad, de la que puedes beber y aprehender. 

Captas el sentir del camino, de las piedras, del peregrinar, de los amaneceres, del contemplar las estrellas de la Vía Láctea. 

Sientes entonces la unión con lo Trascendente, vislumbras más allá, ultreya..... 

Pero no acaba ahí, sigues probándote. Te sientes feliz por llegar a Santiago pero sabes que este viaje no termina allí. Y continuas buscándote un poco más. 

Todavía tienes lastres que soltar para crecer hacia lo alto. Estás mágicamente, trazando una gran Cruz, el camino físico es su línea horizontal y la transformación que se produce antes,durante  y después del Camino, es la línea que se traza verticalmente con tu ascensión a otros planos del Ser. 

Por tanto te sumerges en un viaje iniciático, redescubriendo la tradición. Recordando el lenguaje de los pájaros. 

Pero, por continuar con Perzeval, que tras purificarse y despojarse de la armadura ve claro el camino, nosotros al andar por nuestro Camino de Santiago liberamos a nuestro Ser, le sacamos de la caverna en la que las sombras nos ocultan la Luz del Sol. 

Y cuando ante nosotros, tras un largo viaje, se nos muestra en todo su esplendor allá desde los confines de Europa, nos da respuesta a nuestra búsqueda. 

Pero no debe frenarnos ahí, pues es una enseñanza de combate y superación constantes. 

Ya que el enemigo sigue con nosotros, siente, sufre, domina y lucha contra lo que busca y vive en nuestros corazones. El despertar de un nuevo Hombre.

 

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