Redescubrir la Tradición 

 

 

Esoterismo y exoterismo

Las Claves de la Tradición

                        

 

         En la época del progreso y del consumo todo es superficial, porque todo ha de ser juzgado aparentemente, a los ojos de la mayoría. El móvil actual es "progresar", vivir pendientes de un futuro que nunca llega, porque siempre se inventa un futuro utópico para el cual nos vemos obligados a "prepararnos" haciendo las oportunas inversiones. Este casi el único fundamento de la loca carrera de la humanidad hacia "ninguna parte". O, en todo caso, hacia la destrucción de todo aquello que aún es virgen en la naturaleza y en el pasado; y todo por una falta de conciencia trascendental. Esta Conciencia Trascendental ausente, habría de ir unida a la Tradición perenne, que ya hace tiempo quedó oculta y protegida contra la gran mayoría, contra los profanos.

         Cuando un pueblo pierde los vestigios de su Tradición, se queda en los niveles más inferiores de su existencia, siendo sus mejores aspiraciones las de comer, beber, vivir sin problemas y procurar un futuro "mejor". Todo ello trae como consecuencia la falta de una auténtica felicidad, la inseguridad constante, el miedo a la muerte y el miedo a la vida.

         Cuando uno no tiene conciencia de su origen, no sabe para que vive, y toda su existencia se desarrolla en una amarga incógnita.

         No hay que confundir tradición con costumbre, como diría René Guénon, porque estas pueden ser perfectamente antitradicionales. Todo aquello que es de raíz tradicional es ancestral, no lo ha inventado ningún hombre y procede de los orígenes mismos de un pueblo, independientemente de posibles "modas" de las diferentes épocas.

         Una religión puede tener influencias tradicionales, parcial o totalmente, pero no todo lo religioso debe ser forzosamente tradicional, sobre todo en las religiones modernizadas, como sucede con algunas sectas cristianas, sin menospreciar el legado del Cristianismo en el que muchos de sus rasgos tradicionales fueron  adoptados de tradiciones anteriores.

         La última gran manifestación social de tipo tradicional a gran escala fue el orden impuesto por los templarios en la Edad Media. Después de éstos, tan sólo ha habido intentos más o menos serios de restablecer el orden tradicional.

         Es necesario saber que la Tradición tiene dos manifestaciones diferenciales: esoterismo y exoterismo. El exoterismo es la parte externa, lo que se ve; es aquella organización social o religiosa a la que todo el mundo, o una parte determinada (una raza, un pueblo, por ejemplo) tiene acceso, como es el caso de las castas en la India, o una religión tradicional determinada.

         El esoterismo en cambio es lo oculto, lo que no se ve, lo que es reservado a una minoría elegida "desde arriba", a la que un candidato puede llegar a aspirar durante toda su vida, pero sólo tendrá acceso si cumple una serie de cualidades muy determinadas y estrictas.

         El exoterismo es un reflejo del esoterismo, perteneciendo éste a u nivel superior al primero.

         No toda religión tiene una vía esotérica, ya que ésta puede haberse extinguido con el tiempo. Tampoco es necesario que una vía esotérica tenga necesariamente una manifestación exotérica.

         En los tiempos actuales de degeneración, quién pretenda "escaparse" de la locura del mundo, sin huir de él, habrá de replantearse el reencuentro con sus raíces, que son las de su propia familia, las de su sangre y, en resumen, las de su espíritu.

         En Europa, los restos superiores de Tradición son, a diferencia del Oriente, muy ocultos y esquivos. Confunden al aspirante y ponen a prueba a los más audaces en su paciencia y voluntad. Sólo tras muchos años, un aspirante puede encontrarse ante las puertas invulnerables de la Tradición que hoy se defiende del Oscuro mundo, pero que nunca han dejado de existir, ya que ésta es la norma esencial de la Tradición: la transmisión ininterrumpida desde los orígenes.

         Estas puertas sólo se abrirán al guerrero, al luchador, que lo merezca. Son numerosas las leyendas y relatos antiguos, e incluso en un resurgir de la literatura contemporánea, que expresan esta vía de peligro, de tenacidad, de riesgo y de aventura, superior a cualquier religión, y que es la clave del despertar interior: la iniciación.

 

                                                                             F.S.B.

Barcelona, Agosto de 1989

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